Archivo mensual: agosto 2013

Ruta VI: Molinos de Duero y alrededores (más un chapuzón programado)

Todavía no me he recuperado de un viaje en moto por Mallorca (que me tendrá entretenido bastantes meses escribiendo una guía) y ya estoy planeando nuevas rutas. En unos días Motonómadas, luego Formigal y puede que después Andorra. Y por si esto no fuera poco, he aprovechado que mi buen amigo José se escapaba unos días por el norte para acompañarle y hacerle el rodaje a los nuevos neumáticos Metzeler Karoo 3.  Sigue leyendo

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Al Rojo Vivo: lobotomía asegurada

No me refiero al disco del grupo Barón Rojo, ni a la película protagonizada por James Cagney. Estoy hablando del supuesto programa de actualidad informativa de la Sexta, que esconde bajo una piel de tertulia un espectáculo lamentable de bazofia televisiva. La historia de la telebasura parte de Telecinco con sus Mamachicho y el Tomate, luego vino Intereconomía con su «El gato al agua». Pero esta noche tenemos otro comensal que se apunta a la cena de la carnaza mediática: ¡AL ROJO VIVO! Sigue leyendo

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¿Algún político español ha dimitido por un escándalo de corrupción?

La mayoría pensará que ninguno, que eso de dimitir es un vocablo extranjero de escasa presencia en el léxico español. Y es cierto, porque dejando a un lado la cantidad de veces que la palabra «dimisión» se imprime en las pancartas de los ciudadanos (casi siempre para exigírselo a un líder de ideología contraria, fíjense ustedes que casualidad), parece que los políticos españoles ignoran su significado o, conociéndolo, limitan su uso para esgrimirlo contra el adversario en la tribuna. Sigue leyendo

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El gesto de nuestros políticos

«La multitud ha sido en todas las épocas de la historia arrastrada por gestos más que por ideas. La muchedumbre no razona jamás». Esto lo dijo Gregorio Marañón, que por ser más agudo que yo resulta que tengo que citarle y no al contrario. Algo diremos, no obstante, sobre los gestos, ya que callarse después de una frase ingeniosa es como aceptar nuestra propia falta de ingenio, y a ese juego no hay español que se apunte, pues supone perder seguro. Pero en nuestra sociedad del siglo XXI ¿quién está  más necesitado del «gesto» que aquel cuyo deber consiste en disponer y regir las vidas de la muchedumbre? El político, claro está. Sigue leyendo

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